Sanar

Mi manera de sanar es escribiendo, a veces necesito sacar fuera cosas que todavía duelen, que andan haciendo eco en mis latidos a destiempo. Por eso las dejo por aquí, por si a alguien le duele la misma herida que a mí y así sanamos juntos. Es tiempo de decirle adiós a algunos capítulos de mi vida, y también de pedir perdón porque en mi afán de salvarme, siempre suelo huir, incluso sabiendo que a otros también les dolió. Mi mayor defecto es no encontrar la manera de disimular el dolor que llevo dentro, por eso el silencio, por eso la ausencia. Ahora que miro el pasado y recuerdo todos los intentos que hice por salvar algunas amistades, me doy cuenta de que cuando una persona no es para ti, ni mil esfuerzos valen la pena. Tenía miedo, miedo de perder a quienes quería y muchas veces tomé decisiones que me dolieron para tratar de salvar algo que desde el principio estaba perdido. Lo sé, a veces soy muy terca. También recuerdo la vez que lloré de emoción por alguien a quien los doctores le dijeron que todo había salido bien. Mis emociones siempre han sido genuinas, estoy orgullosa de ello, cuando algo no me gusta se me nota, cuando algo me encanta, también. Si alguna vez alguien te habla mal de mí, créelos, o pregúntame, no soy una santa, me he equivocado un millón de veces, pero también me arrepentí de ello y pedí perdón, recuerda, todas las historias tienen dos partes, solo sabes una. Mi padre me enseñó a ser una persona neutra, muchas veces me han hablado mal de otras personas, pero amo conocerlas por mi cuenta y descubrir que la mayoría de las veces son las heridas de otros las que hablan. Uno a veces, quizá, espera un poco de humanidad de parte de quienes quiere, pero hay cosas que con el tiempo entendemos y aceptamos con amor y un poco de dolor. No puedo pedirle a una persona algo que no tiene o una palabra de apoyo solo por compromiso, porque eso me dolería aún más. Mi conciencia está en paz. Cuando yo necesité apoyo, alguien más estuvo y lloró de alegría por mí. Me siento afortunada y agradecida. Las cosas casi nunca regresan de quienes esperábamos, pero el amor que uno da de corazón siempre vuelve. Sin embargo, yo les sigo deseando lo mejor siempre, porque elegí quedarme con lo bonito que alguna vez me hizo feliz. Quiero darte un consejo, no guardes rencor, deja las puertas siempre abiertas para dejar que quienes se quieran ir, lo hagan, para que nuevas personas lleguen... también para las que con madurez decidan regresar. Enfoca tus energías en soltar con amor lo que alguna vez dolió y en recargarte con aquellas personas que te hacen crecer y ver lo bueno en los demás siempre. No llenes tu boca de palabras que algún día puedan volver en tu contra, si es necesario, pide perdón, debemos ser humildes para ello. Por último, no le ruegues cariño a nadie, a las personas correctas les nace del alma entregarlo. Ahí es, ahí es siempre.

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