Ojos cerrados
Qué costumbre tan salvaje la mía, ésa de llamarte con la mente… esperando que me escuches entre neblinas y bullicio.
Escucharte hablar y callarte....para luego pedirte que continúes y ver cómo lo haces.
Te he dicho más fuerte, los tantos que quepan en mi cabeza...
pero no me has escuchado.
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